Primero se tiene que tener en cuenta que el paciente deberá realizarse un estudio de ortodoncia completo. El ortodoncista será el encargado de, una vez examinado el paciente, ofrecer una serie de alternativas para elegir los brackets más adecuados atendiendo al problema a resolver y al presupuesto de que dispone la persona. Otros aspectos como el estético también pueden ser importantes para el paciente. Existen distintos tipos de brackets: metálicos (económicos y resistentes), estéticos (de resina, cerámicos o zafiro); linguales (se colocan en las caras posteriores de los dientes) y autoligables (no usan ligas).
Además, antes de ponerse brackets, todos los dientes deberán estar sanos y sin caries. Durante el tiempo que dure el tratamiento, la persona no podrá comer alimentos duros y sentirá una leve molestia o apretamiento en los dos días siguientes al ajuste de ligas. La higiene oral debe ser minuciosa, así que se aconseja cepillarse los dientes 3 veces al día, usar enjuagatorios exclusivos para ortodoncia, disminuir la ingesta de azúcar y utilizar hilo dental
Es importante señalar que una vez que termine el tratamiento, los dientes pueden regresar a su antigua posición, por eso es muy importante usar aparatos de contención por algún tiempo. Estos pueden ser fijos, removibles o férulas.